Entrevista a Fernando Arrabal.

Ante una sala paradójicamente llena de incondicionales del 'maestro', como le llamaban cuando le pedían que les firmara los DVDs, Arrabal reconoció que es un artista minoritario. "Vendo un DVD al día", dijo, aunque desde luego ayer rompió esa media, ya que muchos de sus seguidores se llevaban el pack. ¿De dónde le viene la inspiración para su estrambótico cine? "He metido mis circunstancias. Nadie tiene la misma vida. Yo he tenido un padre condenado a muerte, yo le escribí una carta a Franco y todo eso lo he metido en mi cine". Aclaró que no se sentía dentro del movimiento patafísico, ciencia paródica-surrealista surgida en Francia, que estudia "las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones". Y sin embargo, su cine parece más patafísico que otra cosa. Pero es que se trata de un autor así de contradictorio y peculiar. Sorprendió hasta a sus fans cuando aclaró que no iba al cine ni al teatro. "Bastante tengo con ver mis propias obras teatrales cuando se representan en todo el mundo", dijo. "En cuanto al cine, apenas acudo. He podido ir alguna vez cuando alguien me ha dicho que en una película salía una cucaracha...". Tampoco ve demasiado la televisión: "Pero no la desprecio. Espero ganar bastante dinero para que mi mujer y yo podamos comprar algún día un televisor", declaró en su línea patafísica.

Arrabal debutó como director de cine en 1970 con Viva la muerte, basada en los recuerdos de su infancia, durante la Guerra Civil. Posteriormente dirigió títulos como El árbol de Guernica, Iré como un caballo loco, La odisea del Pacífico, El cementerio de automóviles, Adiós Babilonia y Jorge Luis Borges, una vida de poesía. Todas son bastante particulares, patafísico-surrealistas y complicadísimas de definir. Nacido en 1932 en Melilla, Fernando Arrabal Terán conoció a André Breton, el padre del surrealismo, en 1961. Un año después formó el movimiento Pánico, con el francés Roland Topor y el chileno Alejandro Jodorowsky. A todos les une un estilo particular que mezcla el surrealismo con elementos dadaístas.